He de reconocer que leo menos libros de los que me gustaría. Ya sea por falta de tiempo (vaya excusa más tonta!) o por pura pereza no leo lo que debiera. A pesar de todo, algún libro si que leo. Concretamente, el que he terminado hoy ha sido un clásico de culto geek: Microsiervos.

Si tuviera que definir con una palabra el libro, esa palabra sería decepción. Mi compañero del trabajo Jaume, me dejó el libro, para que me lo leyese ya que conoce mi pasión por el mundo de los blogs y pensó que me interesaría puesto que es este libro en el que se inspiraron los chicos de uno de los blogs más conocidos de la blogosfera española.

Desde mi punto de vista, el libro se divide en tres partes: la inicial, la principal y la final. Tanto la parte inicial como la final me parecen buenas y animan al lector a seguir leyendo. En cambio, la parte principal (prácticamente todo el libro) no me ha entusiasmado. La trama no tiene mucho misterio. Seguramente, el problema haya estado en la manera como he enfocado el libro (como si fuese uno más, cuando en realidad no lo es) y que no estoy acostumbrado a leer libros tan ‘geeks’ y sí a leer libros más comerciales y pensados para el gran público.

No me atrevo a decir nada más puesto que no me considero ningún buen crítico de libros ni me gustaría desvelar nada sobre el contenido por si hay alguien que se lo quiere leer. De todas maneras, si que me gustaría dejaros este fragmento tan relacionado con el mundo de los blogs e Internet que nos rodea hoy en día y que me ha gustado mucho:

Más tarde, de regreso en el hotel, mientras estaba metiendo la entrada de mi diario en el PowerBook, he notado que Karla me miraba y me he sentido un poco cohibido. He dicho: «Supongo que es un poco tonto intentar tener una copia de seguridad de mis recuerdos personales…»

Ella ha dicho: «En absoluto… usamos tantas máquinas que no tiene nada de sorprendente que almacenemos recuerdos ahí, igual que lo hacemos en nuestros cuerpos. Lo único que distingue a los seres humanos de las demás criaturas de la Tierra es la externacionalización de la memoria subjetiva: primero, con muescas en los árboles; después, con las pinturas en las cavernas; más tarde, con la palabra escrita, y, ahora, con bases de datos que tienen un poder de almacenamiento y recuperación de la información que parece casi de otro mundo.»

Sabéis ese tipo de camisetas que veis en ocasiones y pensáis: Vaya tio más friki!. Pues he conseguido hoy una en un sorteo de material de Sun que se ha hecho entre becarios donde trabajo. Y digo «conseguido» porque no me ha tocado (hay gente con suerte, a mí nunca me toca nada) sino que al compañero que le ha tocado le venía pequeña y me la ha cedido (gracias, Carles!) porque, por talla, yo era la persona más adecuada.

Aquí os dejo un par de fotos que he tomado de la camiseta con la que asistiré a congresos mundiales sobre Internet y la blogosfera. Volviendo a la realidad: me la pondré seguramente para ir a la playa este próximo verano: